jueves, 29 de enero de 2009
Camino al contentamiento III
¿Cuántas casadas conocen que hablen bien del matrimonio?
Por desgracia ni siquiera entre los matrimonios creyentes encontramos pruebas suficientes de que el matrimonio sea una bendición. Una mayoría abrumadora me decía "Noooo, no te cases, es horrible, te arrepientes más temprano que tarde, qué bueno que estás soltera, sigue así, no sabes en la que te metes...!", etc., etc., etc.
Es por ello que me costaba trabajo aceptar gustosamente la idea, incluso conozco a alguna que otra que sigue opinando lo mismo.
He de reconocer que por mucho tiempo basé mi contentamiento en esta idea terrible del matrimonio. Si del otro lado las cosas son peores, más me vale estar contenta ahora que llorar después ¿no?
Sin embargo no es así como debo reaccionar. El matrimonio es una bendición divina cuando nuestra primera búsqueda es agradar a Dios al casarnos. Nadie ha dicho nunca que el matrimonio termina en un 'felices para siempre', sólo los cuentos de hadas nos han llenado la cabeza con esa idea.
No debo estar contenta con mi soltería sólo porque la otra opción es peor. No.
"Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón" (Sal. 37:4)
Todas conocemos este versículo ¿no es cierto? Pero me parece que lo interpretamos un poco torcido. Me parece que es un asunto circular: si realmente me deleito en Dios, la petición de mi corazón será continuar deleitándome en él.
Recuerdo uno de los estudios sobre el matrimonio que dio nuestro hermano Tom, en el cual decía que si un/a joven no se encuentra realizado y contento antes de casarse no lo va a conseguir en el matrimonio. Cuando escuché esto me dije a mi misma "Ok, pero si me encuentro realizada y feliz como soltera ¿para qué querría casarme?" Ése era mi problema, precisamente con el cual empezaría a tratar Dios en adelante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario